Tormenta
tras tormenta
arremeten contra mí.
No hay calma,
no hay paz.
Pasan las horas,
pasan los días,
y solo veo una cosa:
TORMENTO.
No hay paz,
no hay calma.
No hay quietud
entre esas olas.
No hay paz
en esta
larga y poco noble
noche.
Un poco de paz
y un poco de calma
pide el corazón abatido
de un pobre infeliz
sin ganas.
Cuando llegue
la calma,
podre dormir.
Descansaré
y veré paz.
Sera una corta
pero dulce noche.