¿Qué pasó con ese deseo de mandar
todo al olvido?
Ese mal amigo que te defraudó o traicionó,
o aquel recuerdo amargo de un trágico adiós.
Talvez aquel profesor que una vez te quemó,
o un simple cliente que nunca pagó.
El corazón aquella vez roto,
o aquel quién lo rompió.
El día más lento de todos,
o el susto de aquel robo.
Aquella novela tan mala,
o talvez esa pelota en la cara.
Esa llamada con triste noticia
en la madrugada,
o aquella persona
una vez deseada.
¿No han provocado ese deseo
de mandar todo al olvido?
El niño no tiene pasado,
el joven lo quiere olvidar
por el tormento que le da
y el viejo,
en paz vive,
con todos los recuerdos
que una vez quiso olvidar.
El pasado no se olvida,
y el olvidar no se aprende
después de tantos años pasados.
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