Con Nada

Con manos vacías
y con pies descalzos
mira el niño
al viejo sentado.

El niño lo contempla
y se fija en lo que hace:
el viejo le tira
migajas a las palomas.

Con sus manos vacías
y sin comida por días
envidia a las palomas
y las migajas que comen.

Desea el niño
ser una de ellas
“tan solo una migaja
tan solo una pequeña.”

Con rostro triste
y lleno de lágrimas,
se acerca al viejo,
por una pequeña migaja.

Aunque el viejo tenía
muchos panes.
El niño solo quería
una pequeñita parte.

El viejo le sonríe:
“Te estaba esperando.
Toma aquí,
todo esto es tuyo,
no me lo rechaces.”

Lo que falta

Quisiera tener paz,
donde reina la angustia.
Quisiera tener gozo,
donde reina la tristeza.

Ha sido fácil
robarle al corazón
estas cosas.
Pero ¡qué difícil
se hace volver
a tomarlas!

Perdí

Se apagan sus ojos,
esas dos grandes estrellas.
Se apagan las luces,
las que reflejan su belleza.

Perdí las ventanas
que me mostraban su alma.
He perdido la luz,
que alumbraba mi espacio.

Perdí la mirada
que causaba mi sonrisa.
Perdí la mirada
que me llenaba de alegría.

He perdido esas estrellas
y ya nada me queda.
Ahora mis ojos muestran
la tristeza que mi alma alberga.